Va hoy, que mucho cuesta seguir en la brecha con estos calores más aptos para lagarto que para persona, la más rara de las revistas editadas durante la Guerra. La Civil, claro, que nos trae de cabeza este mes de julio. Tebeos, ya dije, se publicaron muchos en aquella tribulación. Unos seguían lo que habían hecho desde hacía años, otros más animosos llamaban al odio y a la matanza; un único título nace en plena carnicería, en la Barcelona republicana. Iniciativa cuanto menos arriesgada, con la mitad de España de frente y la otra mitad de espaldas. Tal vez por ese carácter único, excéntrico, dio el semanario en bautizarse YO.
Para ser hija de 1937, YO no echa apenas olor a pólvora. Historietas y cuentos neutros, como si no pasara nada, que bastante se encuentra uno al levantar los ojos del papel, confeccionados por autores como el gran Jaime Juez, R. Bataller o Fernand. Muy pocas referencias directas a la realidad, como esta breve narración que les aconsejo ampliar para leer mejor, tan blanca, tan blanca que sirve en su inanidad tanto para un bando como para otro. Hasta el lenguaje que emplea aprovecharía para ambas Españas, si no supiésemos ya como se las gastan al otro lado con el Pelayos…
El plato fuerte de YO, confeccionada pobremente -cómo no- y con mejor voluntad que acierto, es una historieta bizarra hasta decir basta que refleja como un espejo el pathos de la época, con la Parca sentándose a nuestras mesas un día sí y otro también. Los misterios del Otro Mundo se llama, abracadabrante viaje infernal hecho de retazos de alucinación católica, mucho Dante, unas gotas de muertos festivos, esqueletos enamorados, iconografía del horror, padecimientos eternos y justicia de ultratumba. Un codo a codo con un Más Allá en la España Republicana de 1937 más cercano que nunca.
Viudo inconsolable, al protagonista se le aparece en forma de esqueleto el fantasma de su amada, animándole a seguirle. Ni corto ni perezoso el hombre agarra una pistola y se vuela los sesos, para que su espíritu pueda emprender viaje al Otro Mundo. Espacio alucinatorio en el que de pesadilla en pesadilla la espectral pareja trata de «descifrar el misterio de la muerte«, Dante y Virgilio laicos, que para eso queda todavía República en España, donde no faltan penas, ejemplos y castigos, como está mandado. Un tebeo insólito se mire por donde se mire, apto para acojonar al más pintado, no me lo negarán, como todo lo que raspa la superficie de un temor hecho de escatología y religión, de ese hondo, acre y pegajoso…
Lo mismo que el Esqueleto Mitrado este, les conmino yo a que pinchen encima de las imágenes y tengan la paciencia de leerse estas páginas, donde van a encontrar diálogos y viñetas que les dejarán los ojos como platos. A mí me tienen sorbido el seso, y más no les muestro porque no tengo, que ya me gustaría. ¡A ver si alguien se anima a completarla, que bien lo vale esta joya del Horror metafísico cosecha 1937, tan selecta…!